La loca del barrio

Después de todo esto me queda claro que cuando los sentimientos comienzan, no tiene mucho sentido intentar escaparse.
No lo hice contigo, porque en todo momento, desde que moría de ternura a la menor provocación de tus labios, cuando el olor de tu piel comenzó a resultarme vagamente familiar por las noches, hasta las veces en las que dormí con la certidumbre de que me encontraba frente a un total desconocido, que no sabía hacia dónde jalabas o si jalabas conmigo, me mantuve de pie. Siempre quise seguir y lo dije.
Incluso esa última vez cuando lo rompiste todo. Hasta esa noche terrible intente recordar la anterior, cuando nos hicimos a la idea de dónde estaba el principio.
Cómo podría haber sabido que era la última vez. No te hubiera dejado dormir. Te hubiera pedido que me tomaras como la primera vez, cuando con esa expresión que me enloquece preguntaste “¿quieres dormir o quieres que te haga el amor?”. Hubiera llorado de todos modos, por los buenos momentos, aunque breves, que dejamos atrás. Las sobras de lo que nos queda.
Te quería. Y ese sentimiento sigue creciendo como una ramita que de alguna forma logra colarse entre las grietas del concreto. Salvaje y estúpida. Solitaria. Soy la loca del barrio. Nadie ve lo que veo en ti, nadie sabe cómo nació esto, nadie sabe de la belleza arrolladora de una mirada que atraviesa algo que los demás no ven.
No me asustó cuando comenzó a ocurrir y lo tomé con calma. No me avergüenza rebobinar una y otra vez a cuando me besaste de vuelta y me abrazaste porque tampoco querías irte.
Y ahora que lo pienso también por eso está bien que se acabe antes de que lleguen las respuestas que me arranquen tu sonrisa de mi sonrisa. Debí dejarlo cuando dijiste que eres tanto el que me quiso como el que se fue esa noche como si no hubiera nada más.
No me duele que te hayas dado la vuelta como si nada, o que a mí me importe más de lo que te importa a ti. Me duele lo que ya no será.
Tengo que moverme hacia adelante pero me pregunto si cruzo por tu mente, si sabes de qué va todo esto o qué sientes. Si sigue siendo verdad que nos perderemos de mucho.
No sé si tú eres perfecto controlando las emociones que das y recibes, si no te importa. O por qué no has llamado, pero aún con las ganas de llorar que llegan de pronto mientras camino por la calle o intento dormir, quiero que te quedes lejos, como algo que no pudo ser. Quiero salvarme de tus promesas y ver cómo te pierdes entre la multitud mientras el Uber se va, mientras camino lejos de tu cama, vacía, con la certeza de haber dicho lo necesario antes de partir.
No voy a dormir esta noche, diciendo cosas absurdas porque te sigo extrañando: pero todo tendrá sentido mañana.